Cinco tendencias claves de las apps para el 2015

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La Evolución de los dispositivos alteran las necesidades de los usuarios, la interacción entre ellos y los dispositivos, y a las apps.

Las apps del 2015 tendrán un gran ajuste y podrían lograr altos índices de adopción y uso.

«Las aplicaciones que complementan el hardware son las que están liderando», dice Alexander Gómez, gerente de información de aPlicativa.

El consenso es que la evolución de los dispositivos y el surgimiento de nuevos gadgets, como phablets o relojes inteligentes alteran las necesidades de los usuarios, la interacción entre ellos y los dispositivos, y a las apps.

«Estamos en un mundo de comunidades en las que los usuarios comparten conocimientos y trabajan juntos con apps integradas en múltiples dispositivos», advierte José Andrés Pérez Bertozzi, director general de GTS.

Entre la abundancia, el desafío es más que diferenciarse. «Ya se han creado casi todo el espectro posible de aplicaciones que un ser humano puede consumir», dice Rodolfo Sojo, presidente y CEO de ADC Móvil, que también desarrolla aplicaciones.

Todo esto será muy importante de considerar, en especial en mercados como el nuestro, donde las empresas e instituciones identifican cada vez más los beneficios de las aplicaciones para sus operaciones, pero hay retos a nivel de infraestructura (la calidad de los servicios de telecomunicaciones) y de los usuarios (reducida cultura de compra de software y apps o temores de seguridad).

1. Habrá diversidad de tamaños de apps que van de la mano del procesador, la memoria y la pantalla de los dispositivos móviles, con smartphones y phablets de pantalla más grandes.

Recapitulando, podemos recordar que las aplicaciones se empezaron a utilizar en los mismos celulares de segunda generación o 2G (agenda, calculadora, contactos, mensajes, y juegos, entre otros) y luego en agendas digitales (PDA). Adquirieron relevancia con el boom de los smartphones a partir del 2008 y las tabletas.

La evolución hacia apps más robustas y funcionales se dio también en conjunción con el desarrollo de la telefonía móvil, las mejoras de las tecnologías de desarrollo (WAP, el protocolo para las aplicaciones inalámbricas) y de transmisión de datos (EDGE y HSPA, por ejemplo) y de las tiendas de aplicaciones.

De hecho, las tiendas de apps tuvieron otro impacto trascendental, al facilitar a los desarrolladores el aprendizaje sobre la fabricación y la publicación de las apps, lo que motivó la evolución de las apps, simplificó el mercadeo y disminuyó los costos de producción y distribución.

Ahora con las phablets (teléfonos con pantallas de 5,5 y hasta 7,7 pulgadas en diagonal), relojes, brazaletes, collares y anteojos inteligentes veremos tecnologías que también definirán lo que es posible hacer y utilizar con las aplicaciones.

Las apps extienden las capacidades de cada dispositivo, aprovechando el hardware y las tecnologías que incorpora el gadget. Esa es una de las razones por las que el usuario recurre a las aplicaciones.

2. No existirán límites para las aplicaciones, pues se desarrollarán en cualquier ámbito y para todo tipo de personas, no solo los interesados en tecnología. Pero nadie quiere pagar por ellas (solo 2% lo hace).

El mercado de las aplicaciones continúa en constante crecimiento y cambio, siguiendo la transformación de las tecnologías que incluyen los dispositivos y cómo modifican la interacción del usuario con la pantalla.

Al mismo tiempo, el usuario incrementa el tiempo que pasa con los dispositivos, lo que hace que utilice apps en cualquier momento del día, en cualquier lugar y para cualquier necesidad.

Las apps que se desarrollen deberán necesariamente pasar por un proceso de análisis, para determinar si responden a condiciones de simplicidad, reduciendo el proceso y el diseño, así como si son eficientes, resuelven satisfactoriamente la necesidad del usuario y le dan valor, si contiene información relevante o importante; si resuelven situaciones que involucran desplazamientos y si son rentables.

Asimismo, es necesario si la app permitirá dar acceso a los servicios de la empresa o entidad, aumenta la fidelidad, es parte de la estrategia de mercadeo o de responsabilidad social, crea un canal adicional de comunicación o brinda información valiosa, ayuda a identificar necesidades, vende servicios o permite ahorrar costos.

3. La app tiene que responder más a la experiencia del usuario final que a las necesidades de captar clientes de las empresas.

Rodolfo Sojo, de ADC Móvil, recalca que el reto ahora es lograr que esas aplicaciones móviles respondan a la persona según sus gustos y costumbres.

La abundancia implica que cada usuario descargará la que le llama la atención en algún momento, se concentrará en las que son de interés (como ahora las de redes sociales, música, salud y juegos) y dejará de aprovechar las que no tengan ninguna función de uso diario (como las de cliente frecuente o compras).

Al mismo tiempo, las apps se integran con otras apps y con el hardware de los dispositivos, creando contenido basándose en las cámaras de foto y de vídeo, el navegador GPS, el reproductor de audio y otros recursos; además, lo difunden por medio de Internet y las redes sociales o lo suben a la Nube.

Además, aprovechan el mayor tamaño de los dispositivos, sus capacidades de resolución y procesamiento, y consumen menos energía.

Por eso mismo, los desarrolladores deben considerar las distintas velocidades y características de las redes de comunicación y de los mismos dispositivos, así como la potencial integración de las apps, el manejo de los sensores (como el acelerómetro) para responder a movimientos y gestos, y la seguridad.

4. Las aplicaciones, en cuanto a uso, se dirigen hacia la aparición del diseño de respuesta, que aprovecha el contenido visual para aumentar la legibilidad. Hay que repensar la «ergonomía» de navegación táctil.

El diseño constituye uno de los elementos claves del éxito de la app, junto al análisis de la experiencia del usuario, la integración a redes sociales, el aumento de la productividad y el soporte oportuno.

La primera gran innovación en el diseño vino con la introducción de las pantallas táctiles que incorporan botones en las pantallas. Predominaban apps con menor capacidad de procesamiento de datos y poca integración de elementos, basadas especialmente en el correo y la agenda electrónica. Luego, con las tabletas, se obtiene la posibilidad de cualquier imagen para convertirse en un elemento de la interfaz de usuario.

Ahora el diseño de la aplicación se debe ajustar a los diferentes dispositivos (no se debe tener diseños genéricos) siguiendo el ‘responsive design’; al tiempo que impera el ‘flat design’ o diseño plano a través de figuras geométricas, iconos sencillos y un diseño minimalista para mejorar la experiencia del usuario con el dispositivo.

Se eliminan elementos que no aportan nada en la interacción del usuario y la aplicación.

5. Se crearán aplicaciones enfocadas en trabajar de la mano del dispositivo y en el contexto social específico del usuario.

Se diseñarán apps para fidelizar al cliente o dar valor a un patrocinio, no para hacer dinero con su venta. Solamente cabe cobrar por una app cuando el mercado está capturado (cuando resuelve una necesidad que tiene un gran impacto en el usuario), el contenido es altamente demandado (juegos, música, revistas, etc.), se ha validado a través de una app gratuita y si el usuario obtiene mayores funciones que en un canal tradicional.

Y en el caso de las apps gratuitas la rentabilidad vendrá de la difusión de contenidos, para generar una base importante y luego vender la app, o mediante la venta de publicidad.

En todo caso el contenido es lo principal, la materia prima con la que los diseñadores de apps trabajan.

Por tal razón, Gómez, de aPlicativa, advierte que lo más natural es que una empresa invierta en conocer lo que piensan los usuarios y analizar el avance de la tecnología móvil para ver cómo pueden aprovecharla para suplir las necesidades de los clientes.

Además de las capacidades de los dispositivos y de responder a necesidades específicas, el contexto es determinante para la usabilidad, por lo que se debe considerar cada contexto social para que las apps se mantengan vigentes en ambientes cambiantes.

También se deberán considerar las diferencias y brechas generacionales, lo que impacta la forma de intercambio de datos e información.

«Una de las principales características de las aplicaciones móviles actuales es su adecuación al contexto de uso, en donde -dependiendo de los usuarios- tendrá diversos objetivos, funcionalidades, ejecutarán diferentes tareas y se interrelacionará con diferentes entornos sociales», dijo José Andrés Pérez, de GTS. «Estos influyen en la forma de uso de la aplicación». Fuente: Nacion.com

Aveiro Peroni Estudio http://aveiroperoni.com

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